Por primera vez en más de cien años, un papa no será enterrado en el Vaticano. Francisco, fallecido el lunes de Pascua, pidió que su tumba no se ubicara bajo la basílica de San Pedro, como es tradición, sino en un lugar muy especial para él: la basílica de Santa María la Mayor, a unos tres kilómetros de distancia. Deseó una sepultura sencilla, de tierra, sin decoraciones y con una inscripción austera: Franciscus.
Papa Francisco: ¿Dónde lo van a enterrar?
Aunque su tumba será modesta, la basílica que la albergará resplandece. Santa María la Mayor está situada en lo alto del monte Esquilino, uno de los siete de la antigua Roma, y su campanario, el más alto de la ciudad, se alza hasta los 75 metros.
Esta iglesia, adornada con techos de madera dorada y antiguos mosaicos iluminados por la luz natural, es uno de los templos más venerados del catolicismo.

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, rindió este miércoles tributo al papa Francisco al pasar ante su féretro en la basílica de San Pedro del Vaticano.
Su historia está envuelta en una leyenda milagrosa: en el año 358, en pleno verano, una nevada marcó el lugar exacto donde debía construirse, por mandato de la Virgen María.
El papa Francisco tenía una gran relación con la basílica de la Santa María la Mayor
Francisco mantenía una relación especial con esta basílica. Desde el inicio de su pontificado en 2013, solía visitarla los domingos para honrar a la Virgen María, especialmente el ícono de la Salus Populi Romani. También acudía allí antes y después de sus viajes apostólicos o cuando salía del hospital, demostrando su devoción mariana. En diciembre de 2023, hizo pública su voluntad de ser enterrado allí, afirmando que era “su gran devoción”.
El papa Francisco no solo rompe con la tradición funeraria, sino que lo ha hecho a lo largo de su vida. Rechazó vivir en el lujoso Palacio Apostólico y eligió un apartamento sencillo. Se desplazaba en un modesto Ford Focus y, cuando era cardenal en Buenos Aires, prefería el metro al coche oficial. En vida y en muerte, ha sido fiel a sus valores de humildad, sencillez y cercanía.
Tras su fallecimiento, cientos de personas han visitado Santa María la Mayor para despedirse del pontífice. Más allá del dolor, muchos expresan gratitud y esperanza. Como dijo una visitante desde Brasil: “Nos llenó de amor, empatía y esperanza… y creo que, más que nunca, debemos tener esto presente en nuestras acciones: ser como él”.