Esto es lo que se siente dentro de un coche de máxima categoría del Dakar: MD se sube al Toyota de Isidre Esteve

DAKAR

MD se sube al asiento de copiloto al lado de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ con el que buscará volver a brillar en el Dakar ante los mejores

Esto es lo que se siente dentro de un coche de máxima categoría del Dakar: MD se sube al Toyota de Isidre Esteve
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Isidre Esteve sigue derribando barreras con su ejemplo. Tras 10 dakares en moto, en 2007 sufrió una caída mientras competía que le provocó una lesión medular que le llevó a la silla de ruedas. Tras aquello, y después de una enorme lucha, este enero llegará al décimo Dakar en coche, el vigésimo en total entre las dos y las cuatro ruedas. Lo que hace es ejemplar. Pelea con las mismas reglas que el resto pese a no poder usar sus piernas (no tiene sensibilidad de pecho hacia abajo). Y pese a ello, pelea en la máxima categoría del Dakar con la aspiración de estar entre los 20 mejores.

Pero uno no es consciente de lo que Isidre vive dentro de su vehículo, el Toyota Hilux T1+ del Repsol Toyota Rally Team, hasta que lo vive en su propia piel. MD pudo sentarse al lado de Isidre en Marruecos antes del Dakar 2025 para comprender realmente de lo que es capaz el de Oliana pilotando a través de un volante especial y adaptado que le permite hacerlo todo con las manos para batallar contra los mejores.

MD ya se había subido con muchas otras leyendas en distintas máquinas. Con Alonso en un Honda de calle en Estoril, con Latvala en un WRC en tierra, con Ken Block en un WRC en un tramo de montaña de asfalto, y muchos otros. Pero la sensación de ir con Isidre fue única.

Ocurrió en un tramo de tierra y piedras en pleno desierto, a una media hora de Marrakech, con un recorrido de unos 6 km.

Isidre Esteve, piloto del Repsol Rally Team en el Dakar 2025

Isidre Esteve, piloto del Repsol Rally Team en el Dakar 2025

Mediagé

Pilotando solo con las manos

El rugido del motor en una cabina en la que el copiloto va muy apretado, era imponente. Y al salir, la tracción y aceleración en tierra del Toyota pegaba a ambos al asiento. Pero dos cosas destacaron por encima del resto desde el inicio. Primero, la enorme velocidad y coordinación con la que Isidre mueve las manos sin parar para girar el volante, acelerar con la palma de su mano a través de la superficie interior del volante y cómo frena tirando con sus dedos de la mano izquierda del aro que hay detrás del volante. 

Todo ello, a la vez que baja marchas con la mano derecha a través de la palanca central al mismo tiempo que gira el volante. Una coreografía perfecta, un baile mágico de manos que hace que sea aún mas chocante y espectacular mirar a través del parabrisas y ver que el coche se desplaza a toda velocidad entre piedras de todos los tamaños y múltiples surcos.

MD se sube de copiloto de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ del Dakar 2025

MD se sube de copiloto de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ del Dakar 2025

Repsol

Lo más sorprendente desde el habitáculo

Precisamente, el segundo punto que llama más la atención es la manera en que ataca los agujeros y surcos. Isidre se acerca hacia un importante socavón. Instintivamente, MD se prepara para la frenada haciendo fuerza contra el suelo. Pero, sorprendentemente, esa frenada no llega. Es llamativo cómo las suspensiones copian la gran caída de terreno para que Isidre pueda mantener la mano en el gas como si el camino fuera llano. Y también lo es la tracción y estabilidad en caída tras un salto en el que era imposible no chillar.

MD se sube de copiloto de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ del Dakar 2025

MD se sube de copiloto de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ del Dakar 2025

Repsol

En el asiento del 'copi' no se para de saltar. Llega un momento en que no dejas de pensar en la dificultad que tiene el copiloto de leer el roadbook e interpretar las viñetas y rumbo a seguir para dar indicaciones a Isidre en una montaña rusa constante de sensaciones, durante 400 o 500 km en un mismo día. Y la dureza para el físico de pasarse 6 o 7 horas así, sin parar, en los desiertos de Arabia Saudí para un Isidre que no deja de luchar única y exclusivamente con sus brazos.

MD se sube de copiloto de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ del Dakar 2025

MD se sube de copiloto de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ del Dakar 2025

Repsol

Una sonrisa que lo dice todo

Durante esa reflexión, cuando el coche ya avisaba con pitidos de que iba lanzado a la velocidad máxima permitida (170 km/h), MD miró a Isidre. Llevaba un rato pilotando, con un calor asfixiante, y lo lógico hubiese sido que la fatiga se apropiara de su rostro. Nada de eso. Su cara lo decía todo. Estaba en silencio, simplemente, conduciendo y sonriendo. Su mirada no engañaba. Estaba feliz. Eso es Isidre. Un hombre feliz que sigue disfrutando del deporte de su vida como siempre, haciendo que su discapacidad quede de lado, derribando barreras, peleando cono cualquier otro, con una sonrisa de oreja a oreja. Felicidad en estado puro.

MD se sube de copiloto de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ del Dakar 2025

MD se sube de copiloto de Isidre Esteve en su Toyota Hilux T1+ del Dakar 2025

Repsol
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