Si hubo un mal día para que la racha de 26 partidos invicto del Liverpool en la Premier League se quebrara y llegara a su fin ese fue el domingo pasado en el Craven Cottage del Fulham (3-2). Mientras las ansias de fiesta de la afición ‘red’ dominan el entorno del club y le apresan en su ansiedad, lo que debió ser una anécdota, en una liga que han dominado de principio a fin, ha provocado una semana de psicoanálisis y un estado de agitación en Merseyside. Fue tan solo la segunda derrota del Liverpool, tras el 0-1 del Nottingham Forest en Anfield en la primera vuelta, y no debería ser significante ese nuevo tropiezo del equipo de Arne Slot, con sus 11 puntos de ventaja sobre el Arsenal, si no fuera por las rarezas que impregnan el pasado del club.
Al Liverpool le faltan solo 11 puntos en los siete partidos que restan para ser campeón, pero muchos seguidores ‘reds’ siguen sin dormir tranquilos. En Anfield todavía hay muchos ‘fantasmas’ que exorcizar, desde aquél inolvidable e inoportuno resbalón de Steven Gerrard, frente al Chelsea, en el 2014, o las ligas perdidas en las últimas jornadas ante el imbatible Manchester City de Pep Guardiola. El Liverpool no se saca de encima esos malos recuerdos, aunque hace cuatro años, en el año de la pandemia, lograra romper, al fin, su sequía de títulos en la Premier League, con Jurgen Klopp en el banquillo de Anfield. Pero fue en aquel triste 2020, y no lo pudo celebrar junto a su afición como merecía.
Después de tantos años sin ganar, aquél título debió provocar el mayor de los festejos, pero quedó encerrado entre las extrañas circunstancias que han acompañado a los ‘reds’ en sus periplos en la liga inglesa. Ese título fue el primero desde 1990 y su estreno en la moderna era de la Premier League, tras décadas de sufrimiento e infortunios diversos. Hay un holograma de Jurgen Klopp, dentro de una vitrina del modernizado museo de Anfield, con palabras inspiradoras de fe y confianza, con las que el club trata de inspirarse en ese periplo junto al alemán. Ahora que el club acaricia el segundo título en 35 años, no todos pueden contener los nervios en The Kop y vivir los partidos sin ansiedad.
MacAllister llama a la afición
Jugar cuatro de los siete partidos en Anfield debería ser una clara ventaja, nada desdeñable, en los próximos partidos para que haya una atmósfera positiva envolviendo al equipo. No fue así ante el Everton y el Southampton, los últimos partidos con minutos de sobresaltos. Por eso el argentino MacAllister, uno de los pilares del equipo de Slot, ha pedido esta semana a la afición que esté al lado y no transmita más presión con su ansia de éxito e impaciencia.
Es evidente que la afición ‘red’, que soñaba este año con cuatro títulos, no ha digerido nada bien las últimas decepciones, como la final de la Carabao Cup, perdida ante el Newcastle, o la sorprendente derrota en la FA Cup ante el Plymouth Argyle, un equipo en descenso en a EFL Championship, pero, muy especialmente, la eliminación y caída en la Champions League ante el PSG, cuando el Liverpool había sido el mejor en la fase de grupos. “También nosotros nos sentimos raros –reconoce MacAllister--, por haber fallado, en los otros títulos, pero mirándolo bien, nos ayudará a prepararnos mejor para ganar al West Ham. Esperamos que nos apoyen en los próximos partidos porque la presión está ahí, y solo si estamos todos juntos será más fácil".
Con 11 puntos de ventaja sobre el Arsenal, parece impensable y muy difícil que los ‘gunners’ de Londres les puedan recuperar la ventaja. Pero la intranquilidad sigue presente en Merseyside, Y la última derrota frente al Fulham, en Craven Cottage (3-2) del domingo pasado ha acabado por inquietar incluso al flemático técnico holandés, Arne Slot. “No estamos acostumbrados a tantos errores”, ha dicho preocupado ante la caída inesperada del rendimiento de sus defensas y, especialmente, de los bajos números de Mohamed Salah, pendiente, como Van Dijk y Alexander-Arnold, de su renovación y su futuro. Con la gloria a la vista, al Liverpool le empiezan a fallar las piernas, y ningún jugador parece tan cansado como la estrella de la delantera ‘red’.
Cinco rivales de Londres
Nada se puede dar por sentado cuando el Liverpool se acerca al final de un campeonato y a la lucha por un título. Es la historia reciente del club, con la imagen, como referente del infortunio, de aquél inoportuno tropiezo y resbalón de Steven Gerrard, en el 2014, contra el Chelsea, inicio de una derrota que les costaría el título. Casi 11 años han transcurrido de aquel partido que acabó 0-2 frente a los ‘blues’ del Chelsea, que entrenaba entonces José Mourinho y que dinamitó las opciones de un Liverpool que se veía casi campeón. Pero luego vinieron otras fechas tristes, como la pérdida del título frente al Manchester City en 2019, cuando tras llegar a tener siete puntos de ventaja sobre el City en diciembre, se quedaron a las puertas del título tras encadenar siete empates, cuatro de ellos en seis jornadas entre enero y marzo.
En plena cuenta atrás, y si se mira con frialdad, el calendario les da ahora todas las opciones, pero hay una carga emocional en el imaginario colectivo, añadida ahora para los últimos siete partidos, al ser enfrentamientos con cinco rivales de Londres (West Ham, Tottenham, Arsenal y Crystal Palace, en Anfield) y Chelsea, en Stamford Bridge, con los que siempre ha habido una peculiar enemistad, por el pulso entre el norte y la capital londinense. Para aventar la preocupación, que siempre sobrevuela en Anfield, siempre les servían mucho a los ‘reds’ aquellas viejas palabras del motivador Klopp. En los momentos de mayores dudas, siempre les recordaba que, aunque todo parezca adverso y haya momentos de mala suerte, “siempre debemos luchar, hasta el final, para atrapar nuestra oportunidad”.